jueves, enero 19, 2012

Recortando en el presente pensando en el futuro

La Voyager 1 desconecta el sistema de calefacción de uno de sus instrumentos para disminuir el consumo de energía eléctrica.

¿Cuantos años más seguirá funcionando una sonda espacial que lleva desde 1977 en el espacio? La respuesta, evidentemente, nadie la sabe con seguridad, pero la intención de los que hoy día siguen trabajando con ella es que el momento del adiós se retrase lo máximo posible, ya que es ahora, décadas después de que saliera de La Tierra, cuando viviendo las últimas etapas antes de entrar finalmente al espacio interestelar...un momento histórico que nadie se quiere perder.

Nacida con la idea de explorar Júpiter y Saturno, la Voyager 1 (junto con su hermana, la Voyager 2) es, en la actualidad, 45 años después de que iniciara su viaje, la sonda más alejada de La Tierra...y lo hace aún en pleno funcionamiento, enviando datos continuamente desde la frontera misma del Sistema Solar. Pero los años pesan, y más para un vehículo cuyos objetivos eran inicialmente limitados, y que por tanto estaba diseñada con esa idea en mente.

Y el principal problema es que su fuente de energía, una serie de tres RTG (radioisotope thermoelectric generators) alimentados con óxido de Plutonio, que siguen suministrando suficiente electricidad para que los sistemas e instrumentos de la nave sigan funcionando y manteniéndose, en los casos que así sea necesario, a una temperatura más soportable...pero que, tras tantos años funcionando, es evidente que su capacidad está declinado y la cantidad de electricidad que pueden ofrecer cada vez es menor. Al fin y al cabo ¿quién podía pensar, en la década de los 70, que casi medio siglo después esta sonda aún seguiría en activo?

Por ello, y buscando formas de alargar la vida de la Voyager 1 y que pueda seguir reuniendo y transmitiendo datos La Tierra, los técnicos de la misión están abordado una política de recortes en los gastos energéticos de la nave, buscando reducirlo el máximo posible con el objetivo de que pueda seguir en activo hasta, como mínimo, 2025, y asegurar así que tendremos la posibilidad de registrar su entrada en el espacio interestelar.

El "sacrificado" en esta política de ahorro es el Espectrómetro Ultravioleta, cuyo sistema de calefacción fue desactivado este pasado Diciembre, por lo que ahora se encuentra experimentando temperaturas de -79Cº, las más bajas desde que salió de La Tierra.

Desde entonces, y pese a esto, el instrumento sigue funcionando y enviado datos, por lo que los técnicos esperan que pueda seguir trabajando con normalidad pese a todo...y es que, si bien se diseñó para funcionar a temperaturas que no bajaran de los -35Cº, durante los últimos 17 años a estado operativo con registros inferiores, y que desde 2005 se movían alrededor de los -56Cº...por tanto estamos hablando de un retroceso de 23Cº, que lo situaría cerca de su límite pero dentro del rango soportable. Y al menos de momento, viendo que los datos que recoge siguen llegando, la apuesta a salido bien.

De esta manera, recortando el presente para asegurar el futuro, la veterana Voyager 1 afronta su misión más trascendental, acceder al espacio interestelar y estar lista para contárnoslo, en el que será su último regalo a la Humanidad antés de perderse para siempre en la inmensidad del océano cósmico.

Esquema de la Voyager 1...en la parte superior podemos encontrar el espectrómetro Ultravioleta...el calentador ahora desconectado no solo servía únicamente para el, sino también para el espectrómetro infrarrojo, fuera de servicio desde 1998.

Instalación del disco de Oro, un mensaje destinado a cualquier civilización extraterrestre que algún día en un futuro lejano, la encontrara.

Voyager Instrument Cooling After Heater Turned off

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