miércoles, febrero 26, 2014

El vigilante espacial de Santorcaz

El radar experimental de la ESA detecta sus primeros objetos.

Si alguien cruza la pequeño pueblo de Santorcaz, a unos 30 Kilómetros de Madrid, quizás pueda observar una curiosa instalación, coronada con un extraña artilugio con forma cuadrada que parece apuntar de forma permanente hacia el cielo. Quién tenga la impresión es que se trata de una especie de radar puede estar contento de su intuición, pues le funciona perfectamente, ya que se trata precisamente de ello, aunque como su orientación indica no está pensado para controlar la velocidad del tráfico rodado, sino para monitorizar otro tipo de tráfico, más lejano pero con serias implicaciones para nuestra civilización, tan dependiente de los satélites artificiales: La basura espacial, la nube de restos de todo tipo y procedencia que rodea nuestro planeta.

Construido por la empresa española  INDRA espacio y entregada a la ESA después de una serie de intensivos ensayos previstos, estamos ante un modelo de prueba equipado con tecnologías clave que permiten detectar fragmentos de basura espacial en órbita baja, lo que ayudará a avanzar en el desarrollo de un sistema radar con capacidad plena de operaciones, capaz de emitir alertas de colisión. Eso mejorará significativamente la seguridad de los satélites europeos en órbitas medias y bajas. Y de momento ya está rindiendo mejor incluso de lo esperado, siendo  capaz de detectar objetos de aproximadamente un metro, dependiendo de su altitud y de otros factores. 

Aun es una resolución demasiado baja para ser plenamente operativo, ya que para este tipo de operaciones es necesario ser capaz de detectar objetos de unos 10 centímetros, es suficiente para completar lo que no deja de ser el primer paso en el desarrollo de un sistema de vigilancia espacial europeo, refinando nuevas tecnologías y técnicas de detección.

"Durante las pruebas de aceptación nos dimos cuenta de que este radar tenía unas prestaciones excelentes", comenta Gian Maria Pinna, Responsable del Segmento de Tierra en la oficina del programa de la ESA para el Conocimiento del Medio Espacial (SSA), bajo cuyas política de datos funciona esta instalación."Antes de terminar la calibración del sistema, una tarea que llevará varios meses, ya somos capaces de detectar objetos más pequeños y más alejados de lo previsto. Un buen ejemplo es la detección del satélite Landsat-5, que presenta un diámetro de 3.6 metros a 537 kilómetros de altitud".

Tan efectivo que en Enero, cuando el equipo probaba el sistema realizando un seguimiento de la ISS, se llevaron una desconcertante sorpresa al detectar no solo esta sino también otro objeto a su lado. "Más tarde nos dimos cuenta de que habíamos presenciado cómo la nave de reabastecimiento Cygnus, mucho más pequeña, partía del complejo orbital". Igualmente se detectaron los satélites GOCE y Swarm, varios fragmentos de vehículos de lanzamiento y otros objetos de aproximadamente 1 metro de diámetro.

Lo que se conoce de forma genérica como "basura espacial", y que abarca desde satélites fuera de servicio hasta etapas de cohetes y pequeños fragmentos de todo tipo hasta partículas de pintura hasta restos de explosiones y pruebas militares (y hasta un guante y una caja de herramientas) se está convirtiendo en una serie preocupación, tanto para las agencias espaciales como para las empresas de lanzamiento y gestión de satélites. Las maniobras que en ocasiones debe hacer la ISS para esquivar amenazas y la colisión entre los satélites Iridium 33 y Cosmos 2251 recuerdan que, aunque aún lejos de estar ante el riesgo de vernos aislados del resto del Universo por nuestros propios desechos, el problema está ahí y no se puede ignorar durante mucho más tiempo.

El radar de Santorcaz forma parte del esfuerzo que se está realizando para intentar afrontar esta situación. Ya se han realizado avances, como las maniobras que ahora realizan los satélites geostacionarios ya fuera de servicio, que se desplazan hacia una órbita de "aparcamiento" para no ser una amenaza para los demás, o el desarrollo de tecnologías que un día puedan ser capaces de limpiar la órbita baja, como la red magnética de la JAXA (Agencia espacial japonesa). Unos primeros pasos, tímidos pero esperanzadores, para evitar que décadas de falta de previsión y cuidado en este aspecto un día puedan convertirse una infranqueable frontera crada por nosotros mismos.

Seguimiento de objetos en órbita desde las cercanias de Madrid.

Oficinas del programa de la ESA para el Conocimiento del Medio Espacial (SSA).

Nuestra intensa actividad espacial hace que La Tierra esté actualmente rodeada de miles de objetos, en parte satélites en servicio, pero también de restos de todo tipo. 

El radar de vigilancia espacial de la ESA detecta sus primeros objetos

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