lunes, mayo 19, 2014

El ocaso de la tormenta

La Gran Mancha Roja se sigue desvaneciendo lentamente.

Si decimos que ha estado con nosotros desde los inicios mismos de la astronomía tal y como la conocemos no estaríamos lejos de la verdad, ya que el primer avistamiento confirmado nos remonta hasta 1664 (Robert Hooke y Giovanni Cassini), lo que implica que posiblemente existía desde mucho antes. Desde entonces es todo un símbolo del Sistema Solar, solo igualado por los anillos de Saturno, uno de los primeros objetivos para cualquiera que se inicie por primera vez en el terreno de la observación astronómica y uno de los pocos elementos planetarios que posiblemente cualquier persona podría reconocer incluso teniendo poco o ningún interés en temas espaciales. Lleva siglos acompañándonos, per quizás está llegando ya a su inevitable final.

Conocida como la Gran Mancha Roja por motivos evidentes, aunque aún no explicado de forma convincente, este sistema anticiclónico joviano se eleva por encima de las nubes circundantes, arremolinándose con vientos que en su periferia llegan a los 400 Kilómetros/Hora. Todo en ella es gigantesca, empezando, claro está, por su tamaño, que permite ser facilmente visible desde La Tierra, lo que combinado con su llamativo color explica que sea un fenómeno planetario tan famoso. Pero poco a poco, de forma lenta pero imparable, se está desvaneciendo.

Carl Walter Pritchett, en 1878, sería el primero en medir su diámetro máximo, calculando unos 41.000 Kilómetros, que se habían reducido a unos 23.000 cuando llegaron las sondas Voyager 1 y 2 a finales de los 70, posteriormente a 21.000 cuando el Hubble fijó su atención sobre ella en 1995 y a solo 18.000 en nuevas mediciones realizadas en 2009. Finalmente, una nueva campaña de observación por parte de este telescopio espacial, realizada el el pasado 21 de Abril, la una vez Gran Mancha Roja había alcanzado un mínimo histórico,16.500 Kilómetros, confirmando lo que tanto astrónomos profesionales como aficionados habían estado informando. Sigue siendo mayor que La Tierra, pero es poco más que una sombra de que un día fue.

¿Estamos ante las últimas etapas de esta colosal tormenta? En realidad la Gran Mancha Roja es mucho más variable de lo que podamos imaginar, y durante buena parte del siglo XVIII desapareció por completo, o al menos se debilitó lo suficiente como para que los limitados telescopios de la época no pudiera distinguirla, para posteriormente regresar aún con mayor intensidad. Por tanto podríamos estar delante de una nueva etapa de debilitamiento, y quizás casi desaparición, al que seguiría un nuevo resurgimiento, aunque también podría estar realmente en sus últimas fases, ya no deja de ser una gigantesca tormenta anticiclónica, y como tal tarde o temprano debería llegar al final de largo camino. En realidad los mecanismos que la alimentan, dan forma y color siguen estando lejos de ser comprendidos por completo. Solo nos queda seguir estudiándola y observar su evolución futura.

Pero por si acaso, si teneis tiempo y un telescopio mínimamente potente, dedicadle aunque sean unos minutos. Estemos ante un desvanecimiento temporal o en las etapas finales de su existencia, quizás sea una de las últimas oportunidades que tendréis de verla en todo su esplendor.

Dibujo de Júpiter realizado el 1 de noviembre de 1880 por el astrónomo francés Etienne Trouvelot, donde destaca una gigantesca Gran Mancha Roja, que por entonces tenía un tamaño aproximado de unos 41.000 kilómetros en su diámetro mayor. Desde entonces no parece haber dejado de disminuir. 

Una comparativa con las fotos de las Voyager (arriba) y como se ve actualment dejan claro su evidente disminución.

La Gran Mancha Roja se eleva por encima de las nubes circundantes, con un muro de vientos que llegan a los 400 Kilómetros/Hora.

La menguante Gran Mancha Roja de Júpiter

Jupiter's Great Red Spot is Smaller Than Ever Measured

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