miércoles, marzo 08, 2017

Un salado monstruo llamado Cerealia

Nuevos estudios apoyan la idea de que estamos ante un criovolcán.

Cerealia Facula. Con este nombre se conoce la gran zona brillante que se eleva desde el centro del cráter Otaccor, y dicha expresión no es gratuita, ya que las imágenes muestran una espectacular cúpula de 3 kilómetros de diámetro y cuya cima se eleva nada menos de 400 metros por encima de la llanura circundante. Cruzada por innumerables fracturas, al observarla teníamos la impresión que estamos ante el resultado de fuerzas poderosas, de algo que tiempo atrás ejerció una presión extrema para salir al exterior. Ahora, el estudio de las imágenes y datos de Dawn parecen demostrar que dicha impresión no andaba desencaminada.

Así lo creen científicos del Max Planck Institute for Solar System Research, cuyas conclusiones después de examinar todo la información que se dispone de Occator es que Cerealia es lo que queda de un criovolcán que hasta tiempos recientes, quizás tanto como solo 4 millones de años, entró en erupción de forma repetida."La edad y la apariencia del material que rodea la brillante cúpula indican que se formó mediante un proceso recurrente, eruptivo, que también arrojó material hacia regiones más exteriores", explica Andreas Nathues, que participó en este estudio."Un solo evento eruptivo es bastante improbable". Aunque sería la última de ellas la que le dio su aspecto actual.

Varios son los aspectos que parecen señalar la naturaleza volcánica de Cerelia. Una de ellas es que impactos meteóricos dentro de Occator no han hecho emerger material parecido, lo que descarta que exista un depósito bajo la superficie que simplemente quedara al descubierto por la colisión que lo formó. Es decir, parece que procede del interior mismo de Ceres. Y también que es mucho más joven que el propio cráter, cuya edad estimada ronda los 35 millones de años. Y la otra es que Calixto y Ganímedes, las grandes lunas jovianas, también se observaron cúpulas parecidas, identificadas de forma bastante sólida como criovolcanes.

"El gran impacto que dio forma al gigantesco cráter Occator debió haberlo originado todo, desencadenado la actividad criovolcánica posterior", señala Nathues. ¿Queda algo de dicha actividad? No lo sabemos. Ciertamente existen señales de cierta actividad a bajo nivel, como la presencia de de vapor de agua sobre el, detectado por el telescopio espacial Herschel en 2014, o la presencia de neblinas, visibles para Dawn bajo cierto ángulos de observación, aunque en todo estos casos se cree que es resultado de la sublimación del agua presenta en la superficie. La respuesta a esta pregunta, de momento, permanece a la espera de ser encontrada.

La que si podemos dar por respondida, y de forma cada vez más estridente, es que Ceres es un pequeño mundo extraordinario. El esfuerzo que se hizo para poder alcanzarlo valió la pena. Y se quedará corto, ya que muchas cosas quedarán sin respuesta una vez la sonda Dawn llegue al final de su vida. 

Cerealia Facula, la cúpula o domo que se eleva en el corazón de Otaccor, y que contiene el material más brillante de Ceres, una concentración de carbonato de sodio y cloruro de amonio, dejado atrás cuando el agua de las diferentes erupciones se sublimó. 

Cryovolcanism on Dwarf Planet Ceres 

Brightest ‘Spot’ on Ceres is Likely a Cryovolcano

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